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viernes, 1 de marzo de 2024

XXII Concurso Poesía Villa de Pasaia (2023)


                                            (De izquierda a derecha)     

                                            Olatz Mitxelena, Maitane Arizti y Elías Gorostiaga

Libros: Esne Bidea de Maitane ARIZTI

             Igerian de Olatz MITXELENA

             El alma de la roca de Elías GOROSTIAGA

Editorial Bermingham 2024

sábado, 24 de febrero de 2024

Reseña de Las provincias de Benet o vivir en un Chagall. Por Diego SÁNCHEZ AGUILAR, para

 

jueves, 22 de febrero de 2024

Entrevista capotiana a Elías GOROSTIAGA por Toni Montesinos

JUEVES, 22 DE FEBRERO DE 2024

Entrevista capotiana a Elías Gorostiaga

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Elías Gorostiaga.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? La habitación en la que me encuentro, en la que escribo, donde tengo algunos de mis libros, fotografías enmarcadas por las paredes y donde más horas del día paso, un lugar íntimo, aislado de la casa, con la persiana bajada y asistido por la luz de un flexo plateado. Esa habitación reúne la premisa de la pregunta y la pregunta es infernal <<sin poder salir jamás de él>>.

¿Prefiere los animales a la gente? He tenido perros. Se han muerto. Vive gente a mi alrededor, espero que vivan mucho más tiempo que yo. No me gustaría tener que enterrar más perros.

¿Es usted cruel? Sí. Trato de que se note en las dedicatorias de mis libros. También soy sincero, aunque me guardo más la sinceridad que la crueldad. 
¿Tiene muchos amigos? No. 

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que no mientan, que actúen con nobleza. Y volviendo a lo de antes si tienen que ser crueles que lo sean. Uno se repone antes de las crueldades que de las mentiras.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No. Tampoco me decepcionan mis enemigos. A partir de una edad ya no te decepciona nadie por un asunto de clemencia. Bueno hay una cosa que sí me decepciona, el precio desorbitado de las cosas, por eso procuro comprar pocas. Y sobre todo lo poco que se paga por los derechos literarios, es algo ridículo y decepcionante.

¿Es usted una persona sincera? Sí, aunque por compasión, no lo suficiente. Con mis hijos soy sincero a tiempo completo, por lo menos que tengan una referencia a la que poder sujetarse cuando venga el viento. 

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo, pero el cansancio de los ojos no me deja leer el tiempo suficiente. Cuando salgo de la habitación me gusta pensar mientras paseo. Lo de pasear, en su sentido amplio, también lo entiendo como conducir la moto por ahí, sin la necesidad de ir a ningún lugar. Me gusta vagabundear con lo moto, aunque no lo suficiente porque siempre termino por volver (a la habitación).

¿Qué le da más miedo? El desasosiego que crea la desesperación. Enfadarme y no controlar el enfado.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Me sigue escandalizando la vulgaridad, la falta de clase y de estilo, la poca educación, las formas y maneras.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Pues nada, absolutamente nada. Se puede vivir sin hacer nada o por lo menos nada productivo, incluso rechazar los encarguitos que te cuelgan los que te acompañan. Hay una obsesión por hacer siempre algo, producir. Y lo de escribir ya veremos a ver en qué queda.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? No, salvo pasear. Soy bueno acompañando y animando a mis hijos en los entrenamientos con su equipo de atletismo en Cornellá.

¿Sabe cocinar? Sí, me relaja y me gusta ver comer. Cocinar casero es el último acto de generosidad, por eso en mis poemarios siempre cito a Pedro Cofrades, un buen amigo y un excelente cocinero y profesor de cocina. Que dios le mantenga con nosotros muchos años, a él y a su elaborado vermut Cofrades. 

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Ahora mismo, sin dudarlo, Irene Solà. También es verdad que es lo novedoso. Pero durante muchos años ese personaje fue y lo seguirá siendo, Julio Llamazares.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Invisible. Por un lado, me parece que lo invisible está presente y si es invisible es por nuestra prisa, la poca atención, hay gestos, hay palabras que pasan desapercibidas.  Por otro lado, vivimos bajo la protección y administración de un Estado justo, sin privilegios. Sólo un estado así (justo y sin privilegios) puede crear leyes para personas invisibles que son las más frágiles, las que más fácilmente se esclavizan y pierden. Como conclusión, estos/nosotros, los invisibles, cuando nos tocas los cojones, tomamos cuerpo y creamos revoluciones, así que mejor tener templanza y esperanza en el silencio más que en los gritos y las multitudes. 

¿Y la más peligrosa? Corrupción. Reeducar. Reconducir.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No. Mis deseos no son enfermizos. Durante un tiempo conocí gente que sí que eran  potencialmente asesinos y malos de desalmar, de quitar la fuerza y virtud. Con ese conocimiento me conformo. No obstante, vivo en una ciudad donde cada semana asesinan a alguien, en la calle, en un ajuste de cuentas, en una furgoneta, por un odio incontenible, cada semana.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? La poesía como el último resquicio del alma.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos o jugador de ajedrez.

¿Cuáles son sus vicios principales? Comer, beber con amigos que no tienen prisa por irse. Poner al límite un motor bien construido que sea capaz de deformarse y no romperse.

¿Y sus virtudes? La lealtad.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? No sé lo que siente alguien que se ahoga, no sé lo que quieres decir con eso  del <<esquema clásico>> de una imagen, pero metidos en el supuesto de ahogo “en agua”, buscaría en la corriente de esa agua que me quiere ahogar,  una imagen del desierto tunecino.

T. M.


jueves, 25 de enero de 2024

Corazonada. El arte de encender las palabras. Presentación en Barcelona. Casa SEAT Berta GARCIA FAET

 

 

Jorge Carrión entró paseando con Berta, Berta García Faet en el cazario Seat de la Diagonal en la gran ciudad de Barcelona. Enseña los rizomas, el olor de la modernidad ya ajada, y la poeta sonríe, es ensayista y doctora de estudios pánicos en la Universidad de Brown (2018),  hurga en la llaga de las universidades de Valencia, Pompeu Fabra y Nueva York, repleta de estímulos, sonríe, sabe que los premios nacionales saben a diosas nuevas, ella, Berta o como ella, Blanca Llum Vidal. 

Desde 2018 apenas ha llovido, las bestias bajan a comer a las ciudades, ya hay más osos y lobos que pastores y rebaños, los jóvenes se van a Madrid con el fin de semana pagado por el Estado, porque quieren sentir la libertad; las poetas más jóvenes, dientes de leche, entre gominolas, devoran a Teresa de Jesús, a Sor Juana Inés de la Cruz y a Góngora, hablan con la misma devoción del iaio, de la iaia y de William Carlos Williams, todas ellas publican en La Bella Varsovia, saben que el erizo de mar era feliz sin saberlo, saben mirar a la luna en una sala de estar y aunque la vean gordísima, la quieren, la dibujan, la llenan de ojeras y de polillas, se quedan embarazadas nueve meses y mueren como si tal cosa. 







Yo hacía la cola y la cola crecía por la puerta hacia las aceras, donde muchas poetas, alumnas y José María Micó, todos hacían preciosa la cola de las azaleas, porque así lo querían los guardias de seguridad de una república soviética y nos retenían sin dejarnos bajar a los talleres donde se imparte doctrina y fe en tertulias de café literario, sin un chorrito de vino blanco, placentero. 

Cuando se ilumina la escena y se encienden los micrófonos, Carrión y García Faet se vuelven día, amanece y olvidamos. Sobre la mesa de cristal, dos botellas de agua, dos vasos medio llenos y dos libros, uno es poesía conceptual y el otro un ensayo de poesía mundana, vivaz, hospitalario, todo referido a la nueva poesía tan diferente a la vieja experiencia poética del otro país, uno repleto de tropos otro de explicaciones, de herramientas políticas y antisistema, ocioso, gratuito, placentero. Cualquier ensayo puede convertirse en un poema, cualquier poema puede dar pie a un ensayo, Lizcano, Camarón, a la luz del cigarro te vi la cara y reconocí el camino. 

Todo fue una cacería de falsos topos que resultaron ser tropos con los que juegan los gatos, un continuo escribir cuadernos para gatos bajo la presencia de Cesar Vallejo que iluminó "Los salmos fosforitos", toditas las cosas lindas que siguen enamorando a Carrión entre redes, rizomas, telas de araña, argentina, perú,  méxico, los buenos amigos, los girasoles, un sinfín de voces extrañas que traduce Berta formando un idioma extraño que se entiende a la segunda lectura, que se reúne en libros extensos, más relecturas con amigos, el olor en los cuadros de Paul Klee, poemas que enamoran a las palabras nuevas, que proliferan entre las costuras cosidas por poetas y que cuelgan de armarios sin puertas, se asoman ancianos que comen patatas fritas y piñones tostados. Un poquito de daño sí que le hacían los poemas a Vallejo y también un poquito de daño a Carrión, a García Faet, a Miriam Reyes y a Corina Oprae, a Nollegiu. 


Volví a casa con la canana llena de tropos y tropillos. Mientras tanto en la cercana La Central (de calle Mallorca), Rodrigo Fresán trata de convencer a sus lectores, por una cuestión de estilo, que deben aguantar hasta la página 320 el tedio, la dureza de la pedantería autobiográfica, mientras dulcemente, Leila Guerriero se empeña en proporcionarle camadas de lectores hacia el abismo en “El estilo de los elementos”. Después la gran ciudad de Barcelona continuaba su balanceo junto al mar, sin cortes de luz ni lluvia alguna.

 


domingo, 31 de diciembre de 2023

Archivo Puente Genil 2.(El coloquio de los perros) Diez años y la luz. Elena ROMAN.

  

DIEZ AÑOS Y LA LUZ

24/12/2023


 

(Crónica de los diez años del encuentro de Poesía, Música y Plástica de Puente Genil. Y de la luz)

por ELENA ROMÁN

El encuentro de Poesía, Música y Plástica de Puente Genil se celebra desde 2013 y ha cumplido su décimo aniversario en 2023. Lo que fue iniciado como un acto sencillo en un bar con escasos medios, se ha convertido en uno de los encuentros artísticos de referencia en el mapa literario de nuestro país. Lo que mantiene desde sus inicios es, aparte del esfuerzo de Antonio Roa, el vínculo con Puente Genil y sus poetas, que siempre han estado presentes en todos y cada uno de los encuentros. Mientras los dos primeros años se trató de un evento autogestionado por una asociación sin ánimo de lucro —Asociación Cultural Poética, que sigue liderando el encuentro, capitaneada por Antonio Roa—, a partir del tercero comienza a contar con las colaboraciones del Ayuntamiento de Puente Genil, la Diputación de Córdoba y la Fundación Juan Rejano de Puente Genil, así como de empresas locales. Y aunque el encuentro haga alusión a tres de las artes mágicas que le dan sentido a la existencia humana, son más las que han ido abarcando los actos que en él han tenido y tienen cabida: danza, teatro, videopoesía, performances, programas de radio, presentaciones de libros y de revistas, mesas redondas, charlas en institutos de la localidad pontana, etc.

Sorprenderá, a quien no conozca el encuentro, descubrir que esta localidad ubicada entre Córdoba y Sevilla ha acogido a autores de la talla de Ana Blandiana (quien, por aportar un par de apuntes de su extensísima biografía, fue nombrada “Poeta europea de la libertad” en 2016 en Polonia, y recibió el premio “Griffin Trust for Excellence in Poetry” de Toronto —uno de los más prestigiosos— en 2018). Pero también a Chantal Maillard, Luis Alberto de Cuenca, Yolanda Castaño, Luis García Montero, Ana Rossetti, Luz Pichel, María Xosé Queizán, Eloísa Otero, Juan Carlos Mestre, Amancio Prada, Beatriz Russo, Martirio, Juan Cobos Wilkins, Mª Ángeles Pérez López, Alejandro Céspedes, Teresa Gómez, Ángeles Mora, Álvaro Salvador... Y entre los nombres que no suelen ni deben faltar nos referimos a Guillermo Busutil, Concha García, Javier Lostalé, Juan de Dios García y Ángel Manuel Gómez Espada, Juana Castro, Natalia Carbajosa; las obras y escenografías de Sigfrid Monleón; las exposiciones de Víctor Almeda Estrada y de Francisco José Sánchez Montalbán; las actuaciones de Nameless; los homenajes a los poetas pontanos y a los integrantes del grupo Cántico (los que estuvieron y los que estaban). Son muchísimos más, tantos que esta crónica nunca terminaría y echaría raíces en el tiempo y se expandiría a lo alto y ancho dando sombra a la tierra desde arriba y desde abajo.

En cuanto a músicos, han pasado por el encuentro Antonio Arias, María Rodés, Sr. Chinarro, Chefa Alonso, Soleá Morente, Pepe Habichuela, Fosforito... Toca hacer un inciso aquí para indicar que, además de la indiscutible e irrebatible presencia del flamenco, la cosmopolita Puente Genil abraza al tango, a la danza contemporánea, al jazz, al indie, a la música coral, al rock, a la acrobacia aérea, al silencio.

Primero en primavera profunda, y después y hasta ahora en octubre (con la rompedora armonía de las hojas cayendo hasta dentro de los espacios), hemos podido y seguimos pudiendo ver actos en el Teatro Circo, en el mercado de Abastos, en los institutos, en el Convento de Los Frailes, en la antigua fábrica de harinas y electricidad “La Alianza”, en la Casa de Cultura Manuel Baena Jiménez, en el interior de empresas pontanenses de membrillos, aceites, y en la sala Ricardo Molina de la Biblioteca Municipal del mismo y querido nombre, y situada ni más ni menos que en la Plaza del grupo Cántico, donde cada árbol lleva el nombre de los integrantes de la revista del grupo.

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Antonio Roa presentando la entrega del V premio Juan Rejano © Gema Albornoz

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Alicia Baena, Sandra Martínez y Mónica Jaén, miembros de Nameless © Gema Albornoz

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Celebrando la poesía desde Puente Genil © Sonia Marques

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Antonio Jiménez Millán, Juan Vida y Álvaro Salvador © Gema Albornoz

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Co-director de 'El coloquio de los perros' con Álvaro Salvador

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Agradecimiento © Gema Albornoz

Y no termina aquí. Ligado al encuentro desde 2019 tenemos el Premio Internacional de Poesía Juan Rejano, que este año ha alcanzado su quinta edición. Es la editorial Pre-Textos la encargada de una muy cuidadosa publicación de las obras ganadoras. Han resultado premiados, hasta el momento, José Daniel Espejo, Andrea López Kosak, Juan José Rodinás y Elías Prieto Sáenz de Miera.

Le pregunto a Ángel Manuel Gómez Espada —uno de los responsables de que el contenido de El coloquio de los perros sea inimitable y esponjoso—, cuál o cuáles han sido los momentos más memorables que ha vivido en el transcurso de los encuentros, y responde, cual ametralladora emocionada, lo siguiente:
 
«2016. El concierto de Antonio Arias y su excelente trabajo con Natalia Carbajosa. El momento de sacar a cantar a una chica y marcarse con ella el himno de Puente Genil. El piano de David Montañés.
2017. Todo el encuentro en sí y la felicidad contagiosa de Liébana y la presencia embriagadora de Soleá Morente.
2018. Sin duda, uno de los momentos más impactantes fue la posterior lectura de poemas que se hizo dentro del marco de la charla sobre la revista El coloquio de los perros. Porque se hizo dentro de una plaza de abastos, de un mercado. Una idea que a Lorca y Dalí les hubiera fascinado. El olor a pescado, los gritos y las miradas de los curiosos... Y los versos de dos premios nacionales de la crítica como Juana Castro y Ángeles Mora. Y, sobre todo, la presencia allí de Ana Blandiana y la paciente rueda de prensa que nos regaló a los medios. Y todo, en general, de Ana Blandiana.
2019. Que el encuentro se uniera al premio Juan Rejano y que lo ganara un libro tan deslumbrante como el de José Daniel Espejo. Martirio y Julián Estrada».
 
Asimismo y como no podía ser de otra manera, Juan de Dios García (la otra mitad de El coloquio de los perros y pieza fundamental en el encuentro), coincide con Ángel Manuel al reseñar uno de los instantes más emotivos:
 
«2016. Cuando Antonio Arias sacó a cantar a una chica que estaba trabajando como camarera ‘Quiero ser pontanés’, habanera de Emilio Pozo. Todos los que estábamos allí nos unimos al canto y fue algo inolvidable».
 
Le hago la misma pregunta a Gema Albornoz, responsable de redes y comunicación desde 2016, que responde así:
 
«2017. Durante el homenaje a Ricardo Molina. Tenía que entrevistar a Pablo García Baena y no le apetecía mucho, pero igualmente me acerqué a él contándole anécdotas de Vicente Núñez, paisano mío, y entonces Pablo se animó y accedió. En un momento de la entrevista nos interrumpió Ginés Liébana con su alegría desmedida. Nunca olvidaré aquella entrevista».
 
Y aunque pudiera seguir preguntando, prefiero detenerme aquí para paladear el recuerdo de los momentos dulces vividos. 2023 ha sido el décimo aniversario del Encuentro de Poesía, Música y Plástica y de la Asociación Cultural Poética, así como el quinto aniversario del Premio Internacional de Poesía Juan Rejano. ¿Son tres cumpleaños los celebrados este año? No exactamente. Son cuatro, ya que se ha celebrado también el cuarenta aniversario de La otra sentimentalidad, y hemos podido disfrutar, a través de un emotivísimo homenaje, de los testimonios de los autores más representativos que integraron esta corriente con un fondo de tango y jazz.

Me quedo, como resumen de mis vivencias personales en los encuentros a los que he asistido, con el furor de Antonio Roa y la electricidad que propicia. Y con las palabras de Elías Prieto Sáenz de Miera (Elías Gorostiaga en redes y como escritor), ganador de la V edición del Premio Juan Rejano: «Hay que perseverar». La luz es un ejemplo de ello.